“… A los trece años, después de un corto aprendizaje de dos meses, comencé a bailar, no ya para divertirme con mi juego favorito de niña, sino para ganarme la vida con mi trabajo, como una mujer... Debuté en Valencia... Rodé por todos los escenarios de España... Bailé en los teatros, en los cines y en los cabarets... Y bailando así, para comer, aprendí a bailar y, lo que es más sorprendente, aprendí a comprender, a sentir y a amar el baile...” (Adelina Durán, Revista “Crónica”, 23-8-1931).
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